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jueves, 19 de enero de 2012

CELULAR! ¡DAME TU CELULAR! Años 2010-14




Celular! ¡Dame tu celular!, le dice el joven con grito y cara de enojado para persuadir
al otro joven, el asaltado. Quien responde: ¡No tengo celular! - ¡Dinero! ¡Entrégame lo que tengas! Ahora le enseña una afilada daga para que no se resista.
El joven asaltado responde ¡No traigo dinero, solo esto para mi pasaje para volver a mi casa! Seguidamente: agacha la cabeza, encorvando el  cuerpo hacia delante, sintió un fuerte dolor punzante entre sus costillas.

El asaltante lo había clavado igual, molesto porque no había conseguido nada.
Lo dejó tirado en la vereda. Se retiró del lugar sin que nadie se percatase del hecho.
Una línea de líquido rojo y espeso empezó a correr desde debajo de su cuerpo.
Al rato va pasando por su lado un joven alto elegante. (Seminarista)
Dice: ¿Y este? ¡oh! Le asaltaron, pero no lo puedo tocar, estoy por llegar al Seminario,
Y no puedo entrar con las manos sucias a mis estudios.       

 Luego pasa en un coche el sacerdote profesor del Seminario. Ve al hombre en la vereda, reconoce lo que ha sucedido, y dice oh, qué puedo hacer, estoy llegando al Seminario y no puedo ensuciar mi coche con manchas de sangre. Esperemos que alguien lo recoja.

Al rato pasa un hombre no afiliado a religión alguna,  alza en su coche al joven tirado en la vereda, lo lleva a un sanatorio privado. Encarga al Administrador que lo hagan curar, le deja dinero para comprar sangre para transfusión por lo que ha perdido.
Le dice al Administrador: Volveré para buscarlo y pagar los honorarios médicos.

UN MES DESPUÉS:

Un hombre de buena posición económica, Se acerca a un sacerdote sabio para conversar.
Sabe padre, yo hice mucho bien en la sociedad hice construir escuelas, Centros de salud; de rehabilitación, porque he pensado que si Dios me dio la oportunidad de ganar dinero, debía también contribuir con quienes necesitan.

Te pregunto padre, crees que debo estar en gracia de Dios, por eso o ¿qué más debo hacer para ganar el Reino de Dios?

Mira, todo lo que has hecho es muy bueno y lo que Dios quiere. Pero recordemos lo que dijo Jesús a alguien que le preguntó lo mismo: “Ama a Dios, y a tu prójimo como a ti mismo”.
Pero y quien es mi prójimo pregunto también. Porque leí esa parábola de Jesús, y no comprendí quien es el prójimo, en ese relato.

Hermano tu prójimo es el más próximo a ti. Y ¿Quién te parece que está más próximo a ti?
Y Dios.
Entonces como bien lo has comprendido que Dios es tu prójimo, ámale a Dios.
Y ¿Cómo hago para amarle a Dios?

¿Recuerdas aquel caso ocurrido hace un mes, del joven asaltado y que un hombre rico lo alzó en su auto y lo llevó al sanatorio para hacerle curar?

Si lo recuerdo.

Bueno, Dios está en cada uno de nosotros, está también en aquel asaltado y herido.
El hombre que lo alzó en su coche y lo llevó para hacerle curar, hizo eso porque amaba a Dios en ese hombre abandonado a su suerte.
Y no hace falta que recorras las calles buscando a una persona asaltada y herida para hacer lo mismo, porque no vas a encontrar.
En nuestro camino Dios siempre pone a alguien que nos necesita, allí está Dios pidiéndote tu ayuda, no lo dejes abandonado, ayúdale según tus posibilidades. Dios siempre sale a nuestro encuentro, no hace falta buscarlo.
¡Si! Ahora ya entiendo, gracias padre.


 Este documento fue realizado relacionando con los hechos que actualmente ocurre en el Paraguay// Escrito y publicado el 18-04-2014.



La incorporación del sacerdote católico en la escena, no es por criticar a ellos, sino que es recordando lo que el mismo sacerdote, Benito Páez, Párroco de la Parroquia recoleta, dijo en su homilía, para explicar esa parábola de Jesús, relacionándose él mismo como ejemplo, encarnando al sacerdote que pasó de largo, después de ver al hombre herido a la vera del camino.     
 






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