Aunque creyentes en Dios, y
con mucha fe, aún así en esta vida no deja de presentarse a cada uno,
dificultades dolorosas, las que flaquean nuestra fe, esa fe que en los buenos
momentos, casi felices de nuestras vidas, cuando todo o casi todo nos iba muy
bien, las hemos asido con tanta fuerza y seguridad.
Muchas veces salvamos las
dificultades, otras no, o quedando sin respuestas, o sin resolver el problema.
Y habiendo agotado todos los
recursos, inclusive después de fervorosas oraciones. ¿No nos habríamos tentados
en cada uno de esos momentos difíciles, que a pesar después de tantas oraciones
y promesas, y no recibir respuestas a nuestras inquietudes, a formular las siguientes preguntas?:
¿Cómo es Dios?” ¿Dónde está?
No hay una figura de Él a dónde dirigir una
oración.
Desearíamos que Dios con
alguna imagen con todo su poder estuviese presente sentado en una silla frente
a nosotros, para hablarle directamente y también recibir las respuestas a
nuestros reclamos, o que nos indique el camino a seguir, o el porqué esto nos
pasa.
En casi todos los artículos de esta colección “Contacto” publicados en los blogs, se encuentran las
respuestas a estas preguntas, - “¿Dónde está Dios?” - “¿Cómo se manifiesta?”, etc.
Pero como el dolor persiste,
nuestra mente se aferra más en compañía
del dolor o el sufrimiento, en vez de apartarnos de él y buscar con auténtica fe, en Dios la
solución, que siempre cuando nos las provee
lo hace a través de otras personas, otros medios, pone en nuestro camino
la medicina adecuada, el médico ideal, etc.
Pero nos hace falta convencernos con más detalles cómo existe Dios para
nosotros, (*)
Una versión bíblica de gramática más antigua dice “Y al que cree en
Dios, Dios le es” (existe para él, quiere decir)
Entonces recordé lo que
aprendí de un escritor espiritual: (Las líneas con comillas a la
izquierda son sus pensamientos) Y es lo mismo que aprendimos de la Biblia, nada
personal.
“Que por sobre todo debemos reconocernos hijos
de un Dios Padre “Creador, - “Reconocer su Paternidad.
“¿Es que puede haber mayor honor y alegría que
saberse hijos del “Todopoderoso? (ver
San Juan 1,3)
“Y para gozar de la sensación de ser hijos del
Dios Infinito:
“Debemos descubrir al Espíritu de la Verdad, al
Espíritu de Dios “que vive en lo “más profundo de nuestro ser, estar consciente
de “la presencia viva del Hijo “Jesucristo, Y si entonces gozamos de “esa
paz que solo Él nos puede dar, esa
“será la prueba que hemos “descubierto al Espíritu que vive en nosotros. Y
que “Dios está con nosotros.
Lo señalado con este signo (*) no lo digo solo por los demás, sino por
mí mismo, era lo que yo como muchos, necesitaba, y la respuesta que se
encuentra en las líneas con comillas a la izquierda lo he experimentado. Por
eso agrego este párrafo después de haber terminado de escribir el total de
este Artículo: “Que difícil es creer en
Dios”.
Y está en la Biblia, San Pablo nos dice:
¿No sabían ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios
vive en ustedes?
(1Corint. 3,16 y 6,19-20) (+)
¿Por qué entonces buscarle fuera y lejos de
nosotros?
Dice Santiago: “Busca a Dios de Corazón, y Él saldrá a tu encuentro” (Santiago 4,8).
Puede salir a tu encuentro a
través de otra persona que se te acerca, y desde dentro de ti mismo se te hará
sentir.
El secreto es el Amor, si amamos, Dios se
manifiesta en nosotros, porque Dios es Amor. O si se desea cambiar el concepto,
diremos que las características de Dios es el Amor.
Estas cosas comentadas son espirituales, y dice
la Escritura, hay que entenderlas espiritualmente” (1Corintios 2,14).
Entonces cualquier súplica
llegará a Dios, nada cae en el vacío, pero ¿cuánto tardará en que le llegue?, o
quizás haya tantas gentes en el mundo solicitando su ayuda, y ¿se podrá fijar
en mí?
Según lo que estamos leyendo, una oración a
Dios le llega antes de que nazca de nuestro corazón. Está escrito: “Que Él ya
sabe antes de pedirle lo que le pediremos”.
Dios no puede dejar de escucharnos, porque vive
en nosotros. Ver (+) arriba
La
cuestión está que para recibir una gracia, debemos estar en condiciones, quizás
reconocernos pecadores; orar; tener la certeza de recibir lo que se espera (es
decir autentica fe) o tal vez si se retrasa, en recibir lo solicitado será
porque el tiempo de espera sea un medio para preparar nuestro espíritu.
Pero si queremos recibir
favores de Dios, tenemos que hacer su voluntad. Y su voluntad es, que en primer
lugar amemos a Dios, Lo encontraremos en nosotros mismos, como en nuestros
hermanos.
Dice la Escritura: “¿Cómo dicen que aman a Dios que no le ven, si no aman
a su hermano que le ven?” (1Juan 4,19).
Y si queremos escuchar su voz, o que nos haga
sentir su presencia por medio de su paz, es necesario hacer un minuto de
silencio, es decir estar como mínimo 5 minutos con los ojos cerrados sin pensar
absolutamente en nada, luego, no esperar lo que se desea. En el momento
oportuno llegará.
La atención permanente en las cosas de la vida, y en las
preocupaciones, nos apartan de Dios.
Nuestra mente está siempre ocupada, no hay lugar para Dios, y nuestro concepto
siempre es, que Dios se aparta de
nosotros.
Cuando estamos concentrados en las cosas del
mundo y al mismo tiempo, le pedimos una gracia, y no llega. No nos damos cuenta que estamos más en sintonía con el mundo, la
preocupación, y no con Dios, para estar en sintonía con Dios debemos estar
relajados, despejados, para que la vibración de nuestra mente, sea igual a la
de Dios en nosotros y así poder conectarnos con Él, pero si no, No lograremos, y diremos: “Qué
difícil es creer en Dios” - Que existe.
De mi colección de Archivo “Contacto”
Escrito en Octubre de 2008